¡Muerto el papel, viva el papel!

La revista Wired lanzó esta semana su primera edición para el formato iPad. Fue la primera edición de la historia en hacerlo. Y no sólo eso: en 24 horas vendió 24.000 ejemplares. Digitales, por supuesto. ¿No tendrían que imitarla, tantos editores de revistas y de diarios que no hacen más que llorar por los gloriosos tiempos pasados en que el papel se vendía como pan caliente, y abandonar de una vez por todas su nostálgico llanto?


El diseño de la nueva versión es prácticamente igual al de la edición en papel: la gran diferencia es que, en el iPad, todo es interactivo.

En los Estados monárquicos, cuando moría el rey se lo despedía con la conocida frase "¡Muerto el Rey, viva el Rey!", que significaba dos cosas al mismo tiempo: por un lado, la despedida del monarca fallecido; por otro, la bienvenida al nuevo.

Hace ya tiempo que las asociaciones de editores de diarios, revistas y libros del mundo entero vienen reuniéndose, preocupados ante la baja en las ventas, haciéndose constantemente la misma pregunta: ¿cómo hacemos para que vuelvan a subir? Los lectores se les van y ellos, en vez de intentar acercarse adonde los lectores están yendo, hacen todo lo contrario: cómodamente recostado sobre pilas y pilas de ejemplares que no se vendieron, hacen gestos, pegan gritos y hasta insultan, intentando que los lectores vuelvan de una buena vez. Pero nada: los lectores no los oyen, simplemente porque a esta altura ya se mueven en otra dimensión.

Por suerte no todos los editores tienen esa actitud tan negativa. Medios como la revista Wired (que, según Wikipedia, "trata de reflejar la manera en que la tecnología afecta a la cultura, a la educación, a la economía y a la política"), "leen" lo que ocurre con una mirada muy distinta. Con un enfoque claramente positivo, en vez de quejarse se adaptan, y ya se convirtieron en el medio impreso que mejor está aprovechando la tecnología y el formato del iPad, el todavía flamante dispositivo de lectura multimedia de Apple.

Si ese es el nuevo papel, ¡muerto el papel, viva el papel!


Fuente: El blog de Chany Guyot en La Nación